Cuando tenía 7 años, mi viejo trabajaba en el área de Mantenimiento de la empresa Cemento Andino en Tarma, y le tocó pasar Navidad en la mina. Así que decide llevar a mi vieja, a mí y a mis hermanos, al Casino de esta empresa, en donde festejaríamos la Navidad a lo grande- según El-. Ya en el campamento de empleados, con mis hermanos estábamos un poco aburridos esperando la Nochebuena …había una mesa larga con bocaditos y todo tipo de carnes, y las neveras estaban llenas de gaseosas y chelas…pero no había mucha gente, pues la mayoría estaba en Lima… Decidí salir por los alrededores del casino con Javier, un pata –hijo de otro ingeniero - que recién había conocido, a fin de ver qué podíamos hacer para darle un ambiente más navideño al tétrico club… Nos sentamos frente al edificio y nos dimos cuenta que los focos de colores instalados alrededor de toda la fachada del edificio, estaban prendidos de manera perenne, y eso, no era bueno… Le propongo a Javier hacer que esos focos prendan y apaguen como las luces normales de los arbolitos de navidad…. Y decidimos hacer el seguimiento del recorrido del cable eléctrico de las luces quietas, hasta dar con el tomacorriente (ubicado al lado de la escalera en el segundo piso) en donde estaba enchufado el circuito de las luces, y decidimos darle alegría navideña a la mina, turnándonos con el acto de desenchufar y enchufar las luces de colores de la fachada… Al principio nos asustó un poco el arco eléctrico que se formaba en el enchufe cuando lo desconectábamos del tomacorriente, con un extraño ruido como de relámpago…pero después entendimos que hacer más divertida la Navidad en la mina, tenía su costo, y lo asumiríamos…
No estuvimos mucho tiempo generando la alegría navideña en la mina pues se acercó un técnico de mantenimiento al segundo piso y nos resondró de manera muy airada, y yo le dije al técnico que lo acusaría con mi papá, pero el técnico me dijo que mi propio padre le había ordenado que me busque pues estaba seguro que yo tenía algo que ver con esa alegría navideña… (menos mal que no se enteró que en la tarde con mi hermano Raúl habíamos estado “paseándonos” encima de una faja transportadora que llevaba mineral a un molino…).