domingo, 2 de junio de 2019

El Poeta de la Mina

Con mi vieja y mi hermano, llegamos a Ticapampa, en Ancash, donde se asentaba la empresa Cía. Minera Alianza, en la que mi viejo trabajaba, cuando yo tenía 14 años…No recuerdo cuál fue el motivo por el que mi vieja decidió caerle de sorpresa a mi viejo, pero me imagino que quería sacarse alguna espina.
Eran más o menos las siete de la noche, y el ómnibus se detiene y al bajar, preguntamos a unos patitas con pinta de mecánicos, por el ingeniero Raúl Espinoza, superintendente de mantenimiento de la mina…nos miran de pies a cabeza y nos dicen: “Ah, el ingeniero Chocano, sí, sí…en estos momentos está en el casino, lo vamos a llamar….”.
Me pareció excelente esa chapa de “Santos Chocano”….recordé esos versos: “La sangre es española e incaico es el latido;/ ¡Y de no ser poeta, quizás yo hubiese sido /un blanco aventurero o un indio emperador!”… Esa chapa significaba que mi viejo utilizaba sus horas libres en la noche para crear poesía …qué bacán!... Osea, ya podía enseñarle algunos versos sin que se ría, pues él también los hacía.
Nos llevaron a una casona afrancesada muy antigua en donde había varias habitaciones y nos asignaron una de ellas. En la madrugada llega mi viejo, y tuvo una larga charla con mi vieja, en silencio, tanto así que a sólo unos metros parecía que se estaban comunicando con poéticas señas de sordomudos. Yo me hacía el dormido, pero afinaba mis oídos para escuchar algún poema chocanudo o algo así, pero nada!
Ya en la mañana, desayunando en el comedor de la casona, contamos las peripecias del viaje… y le comento a mi progenitor la chapa maravillosa que le habían puesto en su empresa… Pero vi en su rostro una mueca de extrañeza, y me empezó a comentar que el camino a la mina Hércules era sumamente peligroso y que sólo cabía un auto en la carretera, y cuando venía otro en sentido contrario, alguien tenía que ceder el paso, y lo que él siempre hacía cuando estaba en esa circunstancia era pegarse al cerro, así lo colisione…y su auto ya tenía como trece choques, y que por eso le habían puesto la chapa de “Chocano”…Ante eso, escondí mis versos, avergonzado.

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