jueves, 23 de julio de 2020

Hacia la cima del Misti

Mi viejo (super arequipeño) había conseguido un buen puesto (Superintendente de Mantenimiento Mecánico) en una compañía minera (El Madrigal) en Arequipa, así que después de pensarlo ½ vez, decide llevar a toda la familia a vivir a Arequipa…Dejamos Lima, rumbo al “extranjero”, con todas nuestras chivas. Nos alojamos provisionalmente en la casa de mi prima Betty y su esposo Teófilo, en Hunter. A Raúl y a mí nos matricularon en un colegio piloto cerca a la Plaza de Armas, en donde los characatos nos tenían bronca por el solo hecho de ser limeños “peruanos” y nos parábamos mechando para defender la honra de nuestro país.
Mi vieja extrañaba diariamente a mi abuelita Luz…. Mi viejo la calmaba diciéndole que iba a comprar una casa en la Urb. Monterrey y allí viviríamos todos por el resto de nuestros días…felices para siempre.
Mis hermanos Raúl y Tita y yo nos divertíamos todas las tardes en la chacra que tenía la familia de Teófilo, a unos minutos de su casa, en donde habían sembrado maíz, caña de azúcar, cebollas …y tenían algunos chivitos, una vaca y algunos caballos. A lo lejos (aunque por la nitidez de la atmósfera de la campiña arequipeña, parecía más bien muy cerca…) se veía el volcán Misti, muy majestuoso….Mientras que mi vieja, mis primas Rosa, Adita y Betty miraban TV en casa.
Todos los días no dejábamos de ver el volcán, y nos sorprendía siempre su fumarola encima de su cono de nieve.
Hasta que un día, en una Asamblea de hermanos, acordamos llegar a la cima del Misti…
Y patas a la obra, empezamos nuestra aventura…Caminamos a paso firme por la campiña en dirección al volcán. Veíamos muy cerca las faldas del Misti, esperándonos, con zonas iluminadas nítidamente por el sol y sombras contrastantes. La emoción nos embargaba. Para reponer energías masticábamos constantemente pedazos de tallos de maíz y el juguito dulce nos proporcionaba las necesarias calorías para la travesía.
Ya empezaba a oscurecer, y nosotros seguíamos caminando en dirección al Misti..y el maldito volcán ni se inmutaba…seguía igualito, del mismo tamaño …llegamos a pensar que estábamos caminando encima de una faja transportadora en sentido contrario….Llega la noche, y la Luna ahora nos acompañaba….y seguíamos rumbo a la cima del Misti…Y el Misti allí, igualito, sólo que se veía algo tenue por la débil luz de la Luna…Tita ya empezó a llorar porque había visto un fantasma (en realidad era un espantapájaros) y Raúl casi estaba convencido que había visto a un cura sin cabeza y a la señora “Mieda”…Yo también comencé a ponerme algo nervioso pues por ratos la oscuridad no nos permitía dar pasos firmes …
En Asamblea Nocturna Extraordinaria de hermanos, decidimos mandar a la mierda al Misti y retornar. Pero el tema era que no sabíamos por dónde. Y ya bien entrada la noche, nuestros corazoncitos palpitaban más de miedo que de cansancio…
Creo que la Virgen de Chapi nos ayudó encontrar el camino de regreso..
Ya cerca a la zona semiurbana de Hunter, oíamos que gritaban nuestros nombres…era mi vieja, y varios familiares y vecinos que estaban más asustados que nosotros…. Y nos abrazaban como nunca!! Hasta lloraban… Fue un momento muy extraño…. Habíamos aprendido a ser amados. Muchas gracias Misti!!


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