lunes, 5 de noviembre de 2007

La ayudo señora……

Mi madre se sentía muy orgullosa con mi hermano Ramón, que con apenas seis meses de nacido, era un bebe alto y pesaba casi diez kilogramos!!... así que lo vestía como niño de un año, con camisa y pantalón, y con zapatos grandes…. Aunque siempre lo tenía que cargar, ya que el bebé no podía pararse, y menos caminar, aunque gateaba muy bien….
En una oportunidad, cuando mi vieja regresaba a casa, luego de llevarlo a su chequeo, al bajar del ómnibus, amablemente el cobrador decide ayudar, “la ayudo señora” dijo… mientras cargaba a mi hermano…. y cuando se prestaba a pararlo en la vereda, mi madre grita que no lo haga …. El cobrador no entiende las súplicas y agarra a mi hermano y lo pone paradito en la vereda (con esos zapatazos cualquier niño se para….pensó), y, gelatinosamente, se desparrama mi pobre hermano en el suelo…. Y obviamente el pobre cobrador recibió un cachetadón de mi vieja……

El cerrojo

Cuando Fernando Peña tenía 4 añitos, era un poco travieso….. Recuerdo que en febrero del noventa, en casa de mi vieja, se quedó encerrado en el baño: solo se había activado el cerrojo, pero él no sabía cómo funcionaba tal dispositivo… peor aún, no sabía qué era el bendito cerrojo…. Cuando con mi hermano Raúl le dijimos que mueva el cerrojo, que lo deslice horizontalmente, el niño preguntaba: - qué es cerrojo?... por más que le explicábamos que era una cosita metálica que tenía un palito que tenía que moverlo, él decía: - qué es metálica?....

Ya empezaba a llorar, porque no podía salir…. Y seguía sin entender mucho las instrucciones que le dábamos. Así que se nos ocurrió algo efectivo: dibujar el cerrojo en un papel, y con su posición en la puerta y el marco, a fin de que lo viera, y se diera cuenta….

Una vez hecho el dibujo del cerrojo, metimos el papel debajo de la puerta y le dijimos a Fernando que moviera eso que está indicado allí…… Y – ¡Oh sorpresa! - , vimos horrorizados cómo movía el papelito de un lado para otro….
(Demás está decir que tuvimos que decirle que se aleje de la puerta, para poder patearla y rescatarlo….)

martes, 21 de agosto de 2007

Zona Segura cuando ocurre un terremoto

Mi sobrino Fernando se puso muy nervioso cuando empezó el terremoto….. Se acordó que Defensa Civil había dicho que cuando ocurre un sismo, lo más seguro era ponerse al lado de una columna, así que saltó de su balcón y cayó en el techo del departamento de Raúl (su tío), y se agarró con una mano de la columna más cercana … pero por más que se agarraba a ésta, más se movía… así que la agarró con las dos manos.... y peor…… todo su cuerpo oscilaba como si se estuviera electrocutando… Entonces, soltó la columna maldita y salió corriendo al parque….

Lo que no se sabía Fernando era que Defensa Civil recomendaba ponerse al lado de una columna terminada (con cemento ya), y no de una columna sin culminar……Por eso era que oscilaba tanto al asirse de las varillas de fierro del departamento de su tío….

lunes, 20 de agosto de 2007

El lápiz mágico

Tenía seis años, y no podía avanzar con la tarea de Matemática que me habían dejado en el colegio. Ya era noche, y sentía que el lápiz no avanzaba en el papel y que los números no se deslizaban con la facilidad que esperaba…. Se acumulaban en mi cabeza los problemas aritméticos, y tenía unas ganas tremendas de romper el block, el cuaderno y el libro…. Y no me quedó más remedio que llorar de rabia y de impotencia.

Mi abuelito Carlos oye mi llanto antimatemático, y como adivinando mi situación, me mira y revisa mi tarea, y sin darme pautas de cálculo, me ofrece cambiar de lápiz. Yo dudé, porque mi lápiz era nuevo, y el que me estaba dando era chiquito y viejo, y además, no estaba tajado…. Se quedó en silencio un buen rato, y entendí que no iba a emitir palabra alguna mientras no tomaba su lápiz histórico….. Bah!.... le daré el gusto…. Tomé su lápiz y comencé a garabatear la solución de los problemas en el block, y sentí que se deslizaba armónicamente en el papel, y uno a uno los ejercicios se iban resolviendo… y sorprendido comprendí que su lápiz era especial…… Mi abuelito me dijo que era mágico.

Terminé la tarea de Matemática…. Y me quedé más tiempo resolviendo otros problemas de futuros capítulos, aprovechando el software maravilloso de aquel lapicito añejo…..

miércoles, 8 de agosto de 2007

Paisaje marino

Cuando estaba en tercero de primaria me habían dejado una tarea de Dibujo en el colegio, y tenía que presentarla al día siguiente… así que manos a la obra, saqué mis acuarelas, mis pinceles, y una cartulina….y en la mesa del comedor comencé a dibujar un paisaje marino, con cerros y árboles. Enjuagaba el pincel en un vaso con agua. Terminé casi a la medianoche, y con las justas llegué a guardar mis cosas…. Al día siguiente, tempranito, quise ir al comedor a ver mi obra de arte ya seca…. Pero algo me detuvo: mi viejo estaba renegando porque su vaso de jugo del desayuno estaba “raro”….. efectivamente, estaba raro porque no era jugo, sino, la mezcla de los colores sobrantes de mi paisaje marino…..

Baño de tina

Cuando era pequeño, mi madre me bañaba en una tina…..esto no tendría nada de raro a no ser que les diga que en esa tina nos bañaba a mis tres hermanos y a mí, aunque no en forma simultánea, sino que en forma paulatina iba metiendo uno a uno (por orden de edad, empezando por el menor). Comenzaba – con el agua bien calientita -con mi hermano Ramón, que como era bebito, a veces se orinaba clandestinamente en el agua limpia, pero no se notaba porque el agua estaba jabonosa. Luego lo sacaban para secarlo y ponerlo en su cuna, y era el turno de mi hermana Virleta (Tita), que iba espesando el agua y su color se hacía más oscuro. Mi hermana chapoteaba y chapoteaba, y se le caían los moquitos, que se confundían como si fuera champú en el agua que me esperaba al final…….Una vez que mi madre retiraba de la tina a Tita, era el turno de mi hermano Rául. Como Raúl era muy inquieto, era evidente que sudaba mucho (y ese sudor, más el polvo y la tierra, se le secaba en la piel), por lo que horrorizado yo veía que el agua se ponía cada vez más y más negra y espesa….y fría, casi helada.

Mientras mi hermano se bañaba, yo esperaba angustiado (mismo condenado antes de ser ahorcado….). Hasta que mi mamá me llamaba, y me decía: Ya hijo, ven!…..Obviamente, yo me negaba, y Ella creía que lo hacía porque no me gustaba el agua o el baño….pero el agua ya parecía lodo, y además de helada, ni espuma salía….hasta que de un solo golpe, ¡al agua! ….Yo pataleaba, pero inútil, no podía huir…..

El ciego

Lo que voy a contar, le sucedió a mi hermano (Raúl) en el baño de la empresa (Laboratorio) donde labora, en la época del terrorismo. Estaba El lavándose la cara con un nuevo champú, que aún no había salido al mercado. Al parecer, la empresa utilizaba como conejillos de india a sus empleados, probando sus nuevos productos antes de sacarlos a la venta (no vaya a ser que tengan negativos efectos secundarios)…. Bueno, mi hermano se acerca al lavatorio y se echa al cabello un poco del nuevo champú, y empieza a lavárselo….. comienza a aparecer bastante espuma, y un poco de esta le cae a los ojos, y tuvo que cerrarlos….. y cuando los abre, no veía absolutamente nada!!....y grita desenfrenadamente: ESTOY CIEEEEEGOOOOO!!!!!!!!!

Su compañero, desde el urinario le dice: Calla huevón, es un apagón!!
(Efectivamente, había habido un corte de luz, como consecuencia de una voladura de torre de alta tensión…..justo en el momento en que mi hermano abría los ojos….).

Un poquito de agua

Al regresar a mi casa después de estudiar, mi abuelita (Luz Bereche) me pedía una tacita de agua…. Inmediatamente –ante una petición tan fácil de atender – le llevaba su tacita de agua….. sus ojitos cansados miraban la taza por un breve instante, y me decía: hijito, podrías calentarme el aguita?...cómo no!!….. iba a la cocina y calentaba el agua y se la llevaba a su habitación….. y con una ternura difícil de ignorar me decía que si le podía agregar un poquito de café…. Claro que sí!.....le echaba su cafecito pasado, sin azúcar….olía la taza de café, la probaba, meditaba unos segundos, y devolviéndome disimuladamente la taza me decía que mejor sería con azúcar……bueno, le echaba su cucharita de azúcar, y nuevamente me dirigía a su cuarto……la probaba nuevamente y pensaba ella en voz alta: “un pacito no caería mal a este cafecito”. Por enésima vez me dirigía a la cocina a buscar un pan….y se lo llevaba con un poquito de mantequilla (para que no me haga regresar otra vez….)….. Ya abuelita, aquí está tu pancito….Hijito, sabes?, si no es molestia, podrías echarle un poquito de ajo molido?....por supuesto abuelita, cómo no!!..... una vez en manos de mi abuelita su pancito con mantequilla y un poquito de ajo, me decía: hmmmmm, creo hijito que caería mejor si el pancito estuviera frito…..ya a-bu-e-li-ta….. regresaba a la cocina, ponía la sartén y freía su pancito, calentaba nuevamente su café, y por fin me iba a su habitación……toma abuelita…. Y ella, remojaba su pan en el café para poder masticarlo sin dientecitos….. la ceremonia duraba más o menos veinte minutos…..y veía que la hacía muy feliz….gracias hijito, me decía, con una infinita ternura, sólo comparada a la de mi madre….En estos momentos lo recuerdo…..